martes, 25 de febrero de 2014

Helada



En mi alma siempre hacía frio. Y aunque  el hombre del tiempo anunciaba en el noticiario mañanero que tendríamos un día soleado, al acabar el día y tumbarme en mi cama seguía teniendo frío.


Así que intenté calentarla como se suelen calentarse  los humanos, con sexo sin compromiso. Con el tiempo descubriría que eso tampoco arrullaba mi alma, solo mantenía entretenida mi mente y barría los problemas debajo de la alfombra. Todo el mundo sabe que, cuando haces tal técnica de limpieza se acaban formando bultos en ella, con lo que terminas por tropezarte y pegarte un guarrazo monumental. Si tienes algo de suerte  y dos deditos de frente, este golpe hace que abras los ojos y te replantees si es ese el estilo de vida que quieres. Luego estamos los que  nos vendamos los ojos para no vernos los moratones.  Por lo tanto , seguí  con ese rol , haciéndome creer a mí misma que eso era lo que me llenaba sentimentalmente.